El dolor crónico está presente tanto en jóvenes como en adultos mayores, abarca a hombres y mujeres de todas las edades. Padecer dolor condiciona nuestra vida diaria, afectando nuestra actividad laboral, social y familiar. Repercute en la calidad del sueño y en nuestra capacidad de disfrutar.

Es nuestro objetivo brindarte herramientas para que logres mejorar tu calidad de vida.
Numerosas condiciones pueden producir dolor y éste transformarse en crónico. Puede ocurrir luego de una cirugía o traumatismo, por artrosis, lumbalgia, neuralgias, cefaleas , fibromialgia entre otros. Pero puede estar presente aunque no haya una causa, configurando un síndrome de dolor crónico.


Los tratamientos para el dolor son personalizados, lo que puede resultar efectivo a una persona, tal vez no resulte para otra. También encontrar las dosis adecuadas de medicamentos puede llevar su tiempo. Por eso es importante no desanimarse si algo no funciona, junto al equipo irán realizando un tratamiento a medida que te beneficie. Por otro lado, ten presente que los tratamientos para el dolor no están basados únicamente en fármacos, sino que los mejores resultados se consiguen con la combinación de varios abordajes que suman la rehabilitación física y el manejo de los aspectos psicológicos.
El dolor crónico puede ser atendido en un ambiente médico preparado para ayudarte, pero sin duda, tú puedes hacer cambios en tu estilo de vida que favorecerá un mejor control del dolor. Tu participación activa es fundamental.

 

Mantenerse en movimiento

Mantenerse en movimiento es uno de los pilares fundamentales para el autocuidado en el dolor crónico. El ejercicio tiene un sinfín de beneficios entre los cuales está la liberación de endorfinas, sustancias analgésicas que el cuerpo genera al ejercitarse.

Comenzar un plan de ejercicio puede no ser fácil en el contexto de un dolor crónico, es un cambio de hábito que implica poner a prueba nuestra voluntad y revertir la fuerte creencia de que puede dañarnos.
A veces se ha evitado tanto tiempo el movimiento por temor a generar más dolor o a dañar el cuerpo, que comenzar nuevamente puede generar dolores musculares. Es importante que sepas que si te han indicado determinados movimientos, éstos no te lastimarán.

Es así que debemos comenzar con un plan personalizado y progresivo. Con la simple acción de informarnos sobre lo que es más adecuado situación clínica te dará la seguridad para ponerte en movimiento.


¿Qué es el ejercicio físico?

Ejercicio físico es una actividad planificada, estructurada y repetitiva, cuyo fin es mantener y mejorar nuestro cuerpo, es decir el nivel de energía y vitalidad que nos permite llevar a cabo las tareas cotidianas habituales, disfrutando activamente de nuestro ocio, disminuyendo las enfermedades derivadas de la falta de actividad física y desarrollando al máximo nuestra capacidad intelectual. 

El ejercicio físico es un gran determinante de nuestra salud, y nunca es tarde para comenzar un plan de ejercicio.

La práctica de una actividad física, de forma regular, además, de hacernos disfrutar nos reporta una serie de beneficios para nuestra salud que se manifiestan tanto a nivel físico, psicológico y social:

  • Nivel físico: Ayuda a controlar el peso y junto con una apropiada alimentación te previene la obesidad. Ayuda a prevenir las enfermedades cardiovasculares. Contribuye a controlar el consumo de tabaco, alcohol y otras drogas. Resulta incompatible llevar a cabo un programa de actividad física de cierta intensidad si paralelamente no se introducen cambios en el estilo de vida. Ayuda a prevenir enfermedades en la edad adulta tales como la diabetes, osteoporosis (y disminuir riesgo de fracturas), problemas de espalda (lumbago), etc.
  • Nivel psicológico: Incrementa la autoestima, el humor, la calidad y duración del sueño. Ayuda a disminuir el estrés y combatir la ansiedad. Mejora tu rendimiento intelectual.
  • Nivel social: Favorece el encuentro social y el desarrollo de vínculos. Es un buen motivo para reunirte con tus amigos y amigas.


Mente sana...

Dolor y sufrimiento no son sinónimos. Se puede tener dolor crónico y a pesar de ello encontrar que la vida puede ser satisfactoria debido a otros aspectos que le dan sentido y son gratificantes.

No resulta fácil aceptar que algo es "crónico", que tal vez nos acompañe por tiempo indefinido y tengamos que convivir con ello. Es importante que converses con el equipo acerca de tu caso particular y puedas manejar expectativas realistas en cuanto a la desaparición permanente del dolor. Si fuera el caso en que éste se pueda manifestar a pesar de los tratamientos, siempre se pueden hacer cosas para disminuir la intensidad y espaciar en el tiempo la aparición de los empujes, así como amortiguar el impacto emocional de éste.

Muchas personas con dolor crónico logran encontrar proyectos que los hacen sentirse productivos y sanos en algún aspecto y con el tiempo notan como beneficio, que esos proyectos los llevan a estar menos pendientes del dolor y con más momentos de alivio.

Los vínculos sociales son fundamentales para todas las personas y más cuando se tiene alguna afección que implica realizar cambios en diferentes áreas de nuestra vida. Trata de ser claro con las personas de tu entorno, de qué forma necesitas ser ayudado y acepta su apoyo.

Si sientes que además del dolor físico hay otros factores de tu vida que te están haciendo sentir mal, es importante que busques ayuda para poder enfrentar esas situaciones estresantes de la mejor manera. Las personas somos individuos completos, mente y cuerpo no se encuentran separados, por lo cual sentirnos mal emocionalmente, contribuye a que sea más difícil controlar los dolores corporales.

Tener dolor puede llevarte a sentir diferentes emociones negativas, como por ejemplo, sentir que es injusto que te suceda esto, enojarte con personas de tu entorno que parece que no comprenden lo que te sucede, sentirte muy triste, irritable y angustiado. A veces son emociones pasajeras cuando el dolor se hace más intenso, pero en ocasiones estos estados se prolongan y se hacen más profundos. Si esto sucede y si sientes que has perdido las esperanzas o las ganas de vivir, es importante que busques atención inmediata.

Diferentes estrategias pueden ayudarte a encontrar bienestar emocional lo cual favorecerá, junto a los demás tratamientos, al control del dolor.

La psicoterapia puede estar indicada para acompañar los procesos que te encuentras atravesando, existen diferentes tipos y según tu caso te podrás beneficiar de uno u otro. Algo muy importante es el vínculo terapéutico, que te sientas cómodo y puedas confiar en quien te está atendiendo.

Otras técnicas que puedes practicar son el Mindfulness o conciencia plena, Yoga, Meditación. Busca aquello que te genere bienestar.

 

Tratamiento con fármacos

A la hora de diseñar un tratamiento con medicamentos, es importante que se tomen en cuenta todas tus enfermedades y las posibles interacciones con otros tratamientos que estés recibiendo, a fin de minimizar los efectos secundarios.

No es aconsejable la automedicación ya que muchos fármacos pueden ser responsables de problemas digestivos, hepáticos o renales. Por lo que es importante que le informes a tu médico de confianza los tratamientos que estás realizando para aliviar el dolor.

En ocasiones no se utilizan solamente analgésicos, es común asociar otros tipos de fármacos que ayudan a disminuir el dolor y la frecuencia de sus crisis.


¿Cómo se accede a la Unidad de Dolor Crónico?

Con pase de médico general o especialista. Recibiras una evaluación inicial en un comité interdisciplinario, y luego de acuerdo al diagnóstico, se hará el seguimiento de tu evolución en consultas de medicina y psicología, cuyas citas son de agenda interna, lo que reduce las demoras en la atención. El equipo está integrado por internistas, fisiatra, neurocirujano y psicólogas, todos especializados en el tratamiento del dolor, y con más de 20 años de experiencia.


Bibliografía

Fundació Josep Laporte, A. (n.d.). Guía del manejo del dolor. Recuperado Agosto 12, 2022, en www.dolor.com
Rivas, M. (n.d.). Guía de manejo del dolor. Herramientas de autoayuda. Sociedad Española de Dolor.
Disponible aquí

 

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